Garage Olimpo, el inframundo en la tierra

Dirigida por Marco Bechis guionista y director de cine chileno-italiano, Garage Olimpo fue ganadora de varios premios internacionales, en el que destaca el Festival Internacional de Cine de Cannes selección Oficial «Un Certain Regard» y el de Mejor Film en el Festival Internacional de  Cine de Cartagena, él define esta película “como una obra ficcional construida sobre hechos reales”. 

Es sin duda una de las películas que más me ha costado ver en mi vida, fue incómoda en todo momento, me sentí vulnerable, inquieta, con un cierto malestar que solo se genera viendo algo que de antemano se sabe que sucedió, no fue igual que ver cualquier drama o hasta un thriller, porque como espectadora ya sabía que el escenario protagónico existió y que fue testigo de muchas historias de personas que entraron y nunca salieron y de donde solo unos pocos fueron afortunados de contar su historia y es ahí donde esta es la historia mayor; Este film es muy personal porque trasciende de contar la historia de otros, ya que, en sus entrañas cuenta la de la Bechis, esta no estaría narrada con la crudeza con la que se muestra, si no fuera porque el director tuvo que vivir en carne propia esta desoladora vivencia, en El Club Atlético un centro de detención clandestino, durante 15 días en abril de 1977. 

La connotación del nombre del escenario principal va más allá de lo ficcional, pues en realidad existió este espacio, El Olimpo, casa de los dioses griegos o en este caso, hogar de militares autoproclamados Dioses quienes podía decidir quién vivía y quién moría, pero ese lugar era más cercado a un inframundo en la tierra, lleno de torura, oscuridad y muerte, que a un paraíso por lo menos para los secuestrados.

Cada plano, cada encuadre y cada detalle del tratamiento visual y sonoro de este filme se siente pensado con minuciosidad, por ejemplo el plano cenital en que Texas le iba disparar a María, ella mira al techo pidiendo a Dios que acabe el sufrimiento y al él salir de plano ella queda sola, ahí sabemos que María no va a sobrevivir de este infierno. La música y la sonorización es sumamente incómoda, además dentro de El Olimpo la música es anempática, se siente fuera de tiempo y de lugar, suele ser música alegre, folclórica, como si se estuviese en una fiesta, no en un centro de tortura; y el sonido constante de las bolas de pin pon, los cerrojos de las puertas y las cadenas de los detenidos, hacen que el sonido complemente la incomodidad visual.  

Las imágenes que acompañan a todo la película, que muestran la ciudad en su mayoría en silencio o con una musicalización incomoda, da a entender que a pesar de todo lo que está haciendo la dictadura, la gente sigue con sus vidas, la ciudad sigue moviéndose, la vida de unos sigue corriendo mientras que, otros tantos que están en contra de lo que pasa en su país, se detiene, son desaparecidos, torturados y asesinados, con un trato inhumano se les despersonaliza, como María, sus voces son calladas para que la ciudad siga en una silenciosa “paz” tenebrosa. 

Y en palabras del mismo Maco Bechis  “La película relata el micro funcionamiento de un garaje/campo de concentración con una ciudad afuera que sigue su vida cotidiana. El arriba y el abajo. Lo que queremos contar es cómo fue posible algo tan aberrante”.

Visualmente nos crean una gran diferencia entre El Olimpo y las calles de Buenos Aires, pues los galpones y celdas son lugares muy oscuros, con colores fríos, que asfixian a los secuestrados y al espectador, mientras que la ciudad es siempre luminosa y colorida, de cierta forma genera tranquilidad. Además de que el constante movimiento de cámara en mano contribuye al malestar que se siente, tanto dentro como fuera de la película. Ya que lo saca a uno de la ficción y lo transporta a una triste realidad que se suele vivir en latinoamérica, donde constantemente hay muertes y desapariciones de líderes sociales, opositores y manifestantes que no están a favor no solo de una dictadura sino de supuestas democracias que callan al pueblo inconforme. 

En este largometraje no solo se habla de lo que pasaba dentro de los centros de detención clandestinos, sino, también como fuera de estos espacios se trataba a las familias de los secuestrados, comos se les negaba ayudar a sus familiares, se les perseguía, ultrajaba y engañaba; se muestra la desesperación de una madre y una esposa que buscan incansablemente la verdad sobre el paradero de sus seres queridos, una representación del dolor real que sintieron muchos argentinos que perdieron a sus seres queridos durante la dictadura, el sufrimiento de no volver a verlos ni tener la claridad de qué pasó con ellos o con sus cuerpos. 

Para finalizar, no queda más que decir, que el propósito del director de hacer una película angustiante, “No saber qué va a pasar cada hora, en cada instante. Cómo eso se transforma en una manera de ser.” cumplió su cometido, no es un filme fácil de olvidar o hacer a un lado, se queda en tu cabeza, Bechis con su premisa de contar su propia historia, su experiencia, la violencia de una sociedad y queriendo dejar un eco de esta historia en todo aquel que la vea, nos entrega una obra memorable, que genera una gran reflexión sobre nuestra propia vivencia y las injusticias sociales cometidas por el gobierno indolente de nuestro país.

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